El peso del pasado en tu presente ¿Has cometido un error que no puedes olvidar? ¿Un penal fallado, una expulsión, una mala actuación… que sigue dándote vueltas?
Hay algo que nadie te dice: muchos bloqueos en la cancha no se deben a la técnica… sino a las emociones. ¿Te ha pasado que justo antes de un partido te duele la panza, te sudan las manos o te cuesta respirar? Eso no es casualidad. Es ansiedad. Y nace de la necesidad de demostrar, no fallar, de llenar expectativas.
¿Te ha pasado que en el entrenamiento te sale todo… pero en el partido, desapareces? No es que juegues peor. Es que tu mente entra en modo supervivencia. Cuando un futbolista se autosabotea, su diálogo interno es destructivo: “No la vayas a fallar”, “Que no te saquen”, “Hoy tienes que demostrar”.
Hay jugadores que entrenan increíble, dominan el balón en la semana y tienen una técnica impecable… pero cuando llega el momento decisivo, desaparecen. ¿Por qué? Porque el cuerpo no responde igual si la mente no está preparada. Una cosa es entrenar sin presión. Otra muy distinta es jugar con la mirada de todos encima, el marcador empatado, y los gritos de la tribuna.